A esta pregunta se han enfrentado muchos bibliotecólogos recientemente, debido a que la la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte modificó los requisitos en los perfiles de los cargos de la Red Capital de Bibliotecas Públicas Biblored, exigiendo como requisito en educación profesionales en diversas disciplinas como administración, o ciencias humanas [1]. Esto implicaría que para ser director de bibliotecas de una de las redes más grandes del país no se requeriría ser necesariamente bibliotecólogo.
Reacciones del sector y respuesta de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte
Se empezó a difundir una campaña que recolectaba firmas para apoyar la propuesta Respeto a la Ley del bibliotecólogo en Biblored. Esta propuesta básicamente solicita el respeto a la ley 11 de 1979, donde se reconoce la profesión de bibliotecólogo y se sientan las bases para la expedición de la tarjeta profesional para ejercer dichos cargos [2], lo que quiere decir que se debe exigir a quien aspire a cargos directivos la tarjeta profesional de bibliotecología. En general la reacción del sector ha sido de simpatía por dicha propuesta. Se siente un aire de defensa de la profesión y parecería ininteligible que un bibliotecólogo se opusiera a la propuesta, sobre todo por que la respaldan instituciones como la Escuela Interamericana de Bibliotecología y según este post, ASCOLBI (Colegio Colombiano de Bibliotecólogos) [3].
Por su parte, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte publicó una respuesta en su sitio web que actualmente tiene un mensaje de «Acceso Denegado«. En Nomono realizamos una copia de la publicación que duró apenas dos días publicada y puede leerse en este sitio [4]. En esta publicación la Secretaría argumentaba que la Ley 1379 de 2010, que organiza la Red Nacional de Bibliotecas Públicas sólo aplicaba para Red Nacional de Bibliotecas Públicas del Ministerio de Cultura, dejando por fuera otras redes de bibliotecas, como la Red Capital de Bibliotecas Públicas Biblored. Además hacía referencia a que el cargo de director de la Biblioteca Nacional de Colombia no necesariamente se ejerce por una bibliotecóloga (actualmente la directora de la Biblioteca Nacional es filosofa y literata).
Un punto de vista crítico a la propuesta de los bibliotecólogos
Tomando un poco de distancia de la acalorada discusión y analizando los puntos de ambas partes con objetividad y sin influencias de los aires de defensa desmedidos de la profesión, puede llegarse a una conclusión que parece ininteligible saliendo de un bibliotecólogo, pero que espero sea más sensata y coherente con mi trabajo profesional: No firmaré la propuesta difundida en la campaña, porque no tiene sentido, aunque mi título sea de bibliotecólogo. A continuación mis argumentos.
La Secretaría tiene derecho a contratar un publicista para que le practique una cirugía
Si tenemos una urgencia médica y necesitamos una cirugía para salvar nuestras vidas o la de un ser querido, lo más probable es que acudamos a un médico cirujano con experiencia en cirugías. Tenemos todo el derecho a pedirle a un amigo publicista que realice la cirugía, argumentando que es más capacitado, es un amigo cercano y confiamos en él o nos cobra más barato, pero las probabilidades que se realice correctamente dicho procedimiento disminuyen dramáticamente. Exactamente lo mismo está haciendo la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte al delegar las labores de los profesionales en ciencia de la información o bibliotecología a perfiles diferentes a éstos.
Puede ser un acto de torpeza infinito, pero aunque las posibilidades de que un publicista realice una cirugía correctamente son muy bajas, pero no son nulas. Igual también hay médicos a quienes se le mueren los pacientes y bibliotecólogos que dejan morir sus bibliotecas (o redes de bibliotecas, en este caso). Es la Secretaría quien se arriesga, abre una gran posibilidad a recibir fuertes críticas y aumenta la probabilidad de no realizar un trabajo de la calidad que se espera.
Los bibliotecólogos no demuestran de lo que son capaces
Es triste ver a bibliotecólogos ofendidos porque no se reconoce su profesión, por no ser populares y no estar en el imaginario de quienes toman las decisiones, pero más triste me parece no ser capaces de desarrollar proyectos donde la gente admire esta profesión por sus logros. Como bibliotecólogo ¿qué puedes mostrar que no deje lugar a duda a que eres la persona indicada para solucionar los problemas de información de alguien?
Analicemos la campaña y algunas acciones relacionadas:
- La campaña de recolección de firmas tiene información incompleta. Cierra con un «Anexamos las respuestas de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte a las observaciones que hemos hecho al proceso licitatorio», anexos que no aparecen en ningún lado.
- No hay claridad sobre la autoría de la campaña. Al revisar el perfil del autor de la campaña, se encuentra un mensaje de «Este usuario solo comparte la información sobre su actividad con gente que conoce«. Un buen bibliotecólogo sabe que la autoría es un punto importante para definir si un documento es confiable o no. Particularmente no me parece confiable el desconocido autor, por muy loable que sea su causa.
- No hay diálogo en las redes sociales desde cuentas oficiales de las entidades más afectadas. La primera vez que leí algo sobre este debate fue en este tuit de ASCOLBI. Respondí para conocer más sobre su postura y luego de 18 días no ha habido respuesta (sin contar con el impase de su sitio caído [3]). El sitio web del Consejo Nacional de Bibliotecología está diseñado para ser un «sitio muerto», con información estática en tiempos donde la inmediatez reina. De hecho me atrevería a afirmar que los mismos propósitos del Consejo Nacional de Bibliotecología son propósitos muertos, al dedicarse a expedir tarjetas profesionales. Explicaré esto más adelante en detalle.
- No hay iniciativas incluyentes. En la publicación que encontré que comparte las diferentes campañas encuentro que hay discusiones en el grupo de Facebook de ASCOLBI, el grupo en Facebook del Colectivo #Yo_Bibliotecólog@ y una guía en Google Drive. Al revisar en detalle los términos y condiciones de Facebook, como buen profesional en ciencia de la información lo más consecuente que pude hacer fue cerrar mi cuenta. Esto me dejó a mi y a todos los que no usan Facebook por fuera de la discusión. Admito que me siento más cercano a los puntos del Colectivo #YoBibliotecólog@ sobre informarse y debatir, aunque parten de un supuesto erróneo y es admitir que defiendo la ley 11 del 79. Se salva esta propuesta en cuanto a inclusión, pero me lleva a:
- Hay hashtags mal hechos. Al buscar un hashtag en twitter debes tener cuidado con el uso de caracteres especiales. Escogieron el hash #RespetoLey11/79. El slash ente el 11 y el 79 corta la palabra, haciendo que Twitter apenas identifique los primeros caracteres.
- Los textos están mal escritos y carecen de estructura. Para un profesional que se mueve entre libros, lectura y bibliotecas, un error ortográfico o de redacción es imperdonable. Entiendo que puede pasar, pero los textos que he revisado carecen de estructura, lo que evidencia problemas de fondo. Hay textos muy apasionados, pero carentes de propuestas claras, argumentos defendibles o posiciones convincentes.
Luego de ver esta campaña ¿consideras que se evidencia su experticia en manejar información? Hay textos que mencionan «la construcción de un Estado democrático», «crear conciencia colectiva» , «un Estado que garantice los derechos y deberes» pero esto no me parece muy democrático para otros profesionales capaces de desempeñar estos cargos.
No se puede defender con leyes lo que no se sostiene por su propio peso
Uno de los aprendizajes que me ha quedado luego de trabajar en derecho de autor y acceso a la información es que no puedes defender dinámicas obsoletas con leyes que traten de mantener un status quo. Manuel Castells habla sobre la sociedad informacional (¡Gracias Wilsofo!), que le apunta a una sociedad que se enriquece con la interdisciplinariedad. Me parece un gran desatino el buscar la endogamia laboral en un mundo hiperconectado. Al contrario lo que más nos beneficiaría es cruzarnos con múltiples saberes y perspectivas de mundo.
Como manifesté en una clase que impartí hace un tiempo: No voy a apoyar a ninguna asociación o iniciativa que promueva las tarjetas profesionales para garantizar su estabilidad. Anteriormente también fui crítico con la labor del Consejo Nacional de Bibliotecología y esta acción no me permite más que reafirmarme en mi postura. No he escuchado ningún argumento de peso que permita re evaluar mi postura sobre el uso de tarjetas profesionales.
Por otro lado empieza a haber una enorme incoherencia entre los profesionales colegas míos quienes hace unos pocos meses desdeñaban la tarjeta profesional de archivista. Se creó una polémica porque los bibliotecólogos no pueden ejercer como archivistas, pero ahora esos mismos profesionales piden a gritos la tarjeta profesional de bibliotecólogos. Pelear por una u otra tarjeta profesional me parece que es tener una visión muy corta del mundo. Eso quiere decir que estamos peleando por puestos dentro de una biblioteca o dentro de un archivo, pero no somos capaces de ver que somos profesionales de la información y nuestro trabajo es allí donde exista la información: En cualquier lugar del mundo. Algo a lo que le temo muchísimo es a ser pusilánime y aquí lo estamos siendo en su máxima expresión.
Por otra parte, para que una ley sea justa debe haber una armonía entre ética, poder y derecho (Según Gregorio Peces-Barba) o en palabras de Antanas Mockus debe haber una armonía entre la ley, la moral y la cultura. Este equilibro entre tres fuerzas garantiza que las normas se cumplan y se entiendan como un bien público, como explicaba en este post. El análisis de este equilibrio fue la base de mi trabajo de grado de maestría. Allí pueden encontrarse ejemplos y más bibliografía que muestra cómo acercarse a este equilibrio. Veo que se busca defender con leyes algo que por otras dos fuerzas no puede sostenerse y se requiere la máxima armonía entre estas tres fuerzas.
Respondiendo a la pregunta, a manera de conclusión
Para responder a la pregunta inicial de «¿Para ser director de una biblioteca se debe ser bibliotecólogo?» responderé: Un grupo de bibliotecólogos está buscando defender estos cargos con la ley del bibliotecólogo, pero esa ley debe revisarse si no queremos condenar a nuestro país al atraso.
La baja del comunicado de la Secretaría muestra que por ahora esta ley nos va a servir pero ¿Por cuánto tiempo resiste una ley si no somos capaces de demostrar que somos los más idóneos para desempeñar estos cargos?
Respeto mucho a mis colegas que firmaron la petición. Sin embargo tomo las palabras de Adela Cortina: Los respeto como personas, pero no respeto sus argumentos. Estoy abierto a debatir y estos son mis argumentos. ¿Cuáles son los tuyos?
Notas
[1] En su numeral 8.1. titulado «NIVEL Gerencial», donde como requisitos de educación para el cargo «Gerente operativo» puede leerse «Título profesional con título de posgrado en Administración o áreas afines» y para el cargo «Director Operativo de Biblioteca» los requisitos en educación son «Profesional en Administración de Empresas, Administración Pública, áreas relacionadas con las Ciencias Humanas, Sociales, áreas artísticas, Literatura, Bibliotecología Ciencias de la Información, o profesiones afines» Ver Anexo Técnico 17 Equipo humano, página 16 y siguientes.
[2] ARTICULO 4°: Para acreditar la profesión de bibliotecólogo se requiere el registro del título expedido de acuerdo al artículo 2° en la respectiva Secretaría de Educación y además la matrícula profesional, expedida por el Consejo Nacional de Bibliotecología. Ley 11 de 1979, página 2.
[3] Intenté acceder al sitio de ASCOLBI durante el 26 y 27 de marzo de 2015 para encontrar información de primera mano, pero estaba caído.
[4] Leí el artículo la mañana que lo eliminaron. No lo alcancé a copiar, pero usé mis conocimientos en Ciencia de la Información para recuperar la información perdida. Es lo que hace un experto en información.
Al autor del presente escrito.
En la última parte del escrito, mencionan dos frases con las que quiero empezar. La primera de Adela Cortina “Los respeto como personas pero no respeto sus argumentos” y la segunda “Estoy dispuesto a debatir y estos son mis argumentos”.
Mis argumentos por los cuales no comparto el escrito son las siguientes.
1- Se menciona en el artículo: como buenos bibliotecólogos debemos identificar la autoría de los artículos para ver si estos son confiables o no. El primero que debió dar ejemplo es el autor del presente escrito ya que en ningún lado encontré quien lo escribió con nombre y apellido confiable: Lo único que encontré fue un nombre “Hiperterminal”.
Por esta razón (por lo menos a título personal) y por mas loable que es la causa, el presente artículo no es de mi confianza.
2- Se hace alusión a los serios problemas de redacción y ortografía en los textos elaborados por profesionales de información. Sin hacer de un lado la grave falencia en esta área, no solo es el campo de la bibliotecología sino en la mayoría de las profesiones y problema que proviene desde los mismos colegios de enseñanza media. Y tanto se habla sobre los errores en redacción y ortografía, desde el campo de las bibliotecas ¿que se ha hecho para corregir este punto? Solo se queda en la crítica y no en la corrección.
3- La tarjeta profesional tanto en archivos como en bibliotecas. Se habla de que las instituciones que expiden ambos documentos (Colegio Colombiano de Bibliotecología y Colegio Colombiano de Archivistas) son instituciones estáticas que solo se limita a su expedición. Pero lo que no se menciona en el escrito son las condiciones laborales para el ejercicio de los cargos relacionados con el manejo de la información. En muchos de ellos se les exige a los profesionales que tengan experiencia de 3 o 4 años “Después de la expedición de la tarjeta profesional” como aparecen en muchas de las ofertas laborales. Sin este documento no se puede asumir el cargo. Así como hay profesiones donde después la obtención del título se exige la tarjeta profesional para la firma de documentos (Caso contadores) lo mismo debe ser para los bibliotecólogos.
Otro punto que preocupa sobre las tarjetas profesionales es los costos de solicitud de los documentos (tanto de archivo como en biblioteca) estas deberían ser unificadas, pero veo que cada uno (archivos y bibliotecas) tira por su lado
4- Las redes sociales: Desafortunadamente dentro del contexto colombiano, las redes sociales tienen otro objetivo, el de los temas de tipo banal. Estas se encuentra muy lejos de ser una herramienta que logre modificar los contextos sociales por más grande o pequeñas que sean las movilizaciones (Ejemplo de ello la primavera árabe de 2012 en Egipto). Sin importar si las letras van en mayúscula o en minúscula es considerable la cantidad de personas que han firmado desde el portal de change.
Si bien se deben detectar las fallas en todos los campos de la vida hay que trabajar para mejorar en ellos y quedarse en la crítica sin importa el nivel de educación y de cultura que las personas se encuentre.
Estimado Andrés:
Para empezar agradezco enormemente el tiempo que dedicaste a leer y a contestar este post. Me alegra saber que se pueden llevar debates con altura. A la larga siento que estoy de acuerdo con lo que planteas y pareciera que estuvieras cercano a mi postura, sin embargo contestaré punto por punto para ser preciso.
1) Cualquier lector ávido notaría que en el post se referenció uno de mis trabajos. En Internet siempre firmo como «Hiperterminal» pero con una búsqueda muy sencilla tu motor de búsqueda develaría más publicaciones del mismo autor. Mi punto es que lo mismo no ocurre con el creador de la propuesta. De hecho si quieres más datos revisa mi sitio de presentación. Te contactaré al correo para que valides la información que quieras. De hecho dicto clase en la Javeriana, cuando quieras te invito a una de mis clases.
2) Particularmente mi postura es que en vez de quejarnos, demos ejemplo. Espero que mis textos sean pulcros. No voy a andar corrigiendo los errores ortográficos de todos los textos que encuentro: Lo haría si las plataformas de publicación usadas fueran wikis, pero no he encontrado estas opciones. Si encuentras un error no sólo ortográfico sino de estructura en mis argumentos tendría que tragarme mis palabras. Ahora te pregunto: ¿Lo encuentras? me mantengo abierto a debatir, cualquier comentario es bienvenido.
Por otro lado eso refuerza mi idea que no sería necesario entonces un bibliotecólogo, porque tu planteamiento es que todos tenemos educación media deficiente. en ese caso considero que la mejor opción es que los cargos los desempeñen las personas más hábiles y diestras en los oficios que se requieran: Para escribir a quien tenga mejor redacción y ortografía y para dirigir una biblioteca a quien mejor pueda hacerlo, independiente de su profesión. El que tengamos errores evidencia que no somos los más aptos.
3) No puedo estar más de acuerdo contigo: Lo mejor sería que no se usen tarjetas profesionales y sólo se requiera el título profesional. Así las entidades deberían dejar de exigir un tiempo de experiencia luego de expedida la tarjeta profesional. De hecho ni siquiera deberían pedir la tarjeta profesional como requisito.
Cuando dices «pero veo que cada uno (archivos y bibliotecas) tira por su lado «. A eso mismo me refiero con mi cita a Manuel Castells: En vez de buscar cosas que nos separen, deberíamos buscar cosas que nos unan. Ya hay tarjeta profesional de museólogo. ¿Quiere decir que una misma persona debería tener tres diferentes tarjetas profesionales? Esto evidencia las grandes diferencias internas entre una profesión muy chica, lo que es una verdadera lástima. Debería ser una ventaja a aprovechar: Que somos pocos para ser más unidos, pero hacemos lo contrario.
4) Difiero de tu argumento. En su texto The net delusion, Evgeny Morozov plantea que la modificación de los contextos sociales no se da gracias a las redes sociales.
Sobre la «considerable la cantidad de personas que han firmado desde el portal de change» creo que llevamos todas las de perder. Si quieres recolectar firmas, nuestro gremio es muy chico y sería muy fácil para otras disciplinas conseguir una mayor cantidad de firmas pidiendo lo contrario a dicha propuesta. Ahora, me atreví a afirmar que » Se siente un aire de defensa de la profesión» y creo que las personas que firmaron lo hicieron más porque sienten que deben asociarse para conseguir objetivos comunes, pero no han debatido el fondo de la propuesta, que es lo que planteo en mi texto. No quiero decir que estoy en contra de las asociaciones actuales, sólo que creo que están peleando por las causas equivocadas. Si creo en la defensa de la profesión y en una unidad gremial, pero con las herramientas adecuadas. Escudarse en una tarjeta profesional me parece un mecanismo poco ético y moralmente inaceptable.
¿Cómo la ves? Quedo atento a los comentarios que vengan.
Saludos,
Hiperterminal.
Yo tampoco he firmado la petición, siento que se está queriendo solucionar un problema más complejo y profundo con una simple cura. Sus puntos de vista son interesantes y tocan aspectos álgidos, lo felicito por esta carta abierta, pero creo que se quedan también corto en muchos otros aspectos que nos tienen como nos tienen.
Realmente yo tampoco creo que un Bibliotecólogo sea el único que puede dirigir una biblioteca, conozco personas brillantes que sin ser bibliotecólogos han hecho excelentes gestiones al frente de bibliotecas, asi como bibliotecólogos que no. El punto es que por ser una biblioteca no necesariamente debe obligatoriamente ser dirigida por un bibliotecólogo, es como decir que los médicos son los únicos idóneos para dirigir los hospitales.
Además, una biblioteca es básicamente una empresa (tiene insumos, productos, maneja presupuestos, personal, proyectos, clientes, misión, visión, objetivos, planes de desarrollo, etc), siendo así depronto el mejor director de una biblioteca podría ser un administrador de empresas, depronto especializado en empresas sin ánimo de lucro.
Por otra parte, que un publicista pueda depronto curar mejor una enfermedad que un médico es cuestión más de preparación del médico. En ese gremio también hay buenos y malos profesionales. El punto es que si uno está enfermo y requiere una cirugía al primero que recurre es al médico, no al publicista. Es decir, nadie pone en duda que el profesional de la salud es el médico. Pero cuando la sociedad piensa en manejo de la información, muy rara vez piensa en el Bibliotecólogo. Porque el nombre bibliotecólogo está asociado a bibliotecas, y el nombre Ciencia de la información ni siquiera aparece en los diccionarios.
Alguien de la U de la Salle, me dijo hace poco que el problema es que la Ciencia de la información es un invento que creamos los bibliotecarios para darnos estatus, pero que a la sociedad no le interesa ni sabe que existe. Si ésta es una ciencia interdisciplinaria, pues básicamente lo que quiere decir es que se alimenta de muchas disciplinas que gestionan la información desde su propia necesidad, y no que el Bibliotecólogo es el único llamado a solucionar y gestionar todo lo relacionado con la información y más si a esto se le suma que supuestamente somos bibliotecólogos y archivistas a la vez (siendo dos profesiones tan diferentes en sus métodos y procesos).
Para mi, acá no aplica lo de Castells, porque en nuestro caso está bien que se unan esfuerzos pero no que se revuelvan. Es como si yo estudiara al tiempo medicina general y veterinaria, son parecidas pero sus métodos y el objeto de estudio es diferente.
La ley y el decreto que tanto defendemos, a mi me parece que están mal planteados, de nada sirve que legalmente se reconozca al Bibliotecólogo cuando la sociedad (y me atrevería a decir que la gran mayoría bibliotecólogos) no sabemos el alcance de nuestra propia profesión. Está tan mal planteada que no es de obligatorio cumplimiento para el sector privado ni para una parte del sector público, lo cual es absurdo. Se podría equiparar con decir que sólo se requiere tarjeta profesional de abogado para los que trabajan en las ciudades pero no en los pueblos.
Por otra parte, se quiere defender la profesión de Bibliotecólogo, pero incluso es contradictoria la posición de prestigiosas instituciones como la BNC, donde la propia RNBP tiene convenios con el SENA para graduar Tecnólogos en gestión de bibliotecas públicas, lo cual básicamente quiere decir que están preparando Directores de bibliotecas con un perfil de tecnólogo (porque muchas de esas bibliotecas no tienen sino a ese simple tecnólogo para que haga todas las labores). Esto en la práctica no es que esté mal, a esas bibliotecas generalmente no van a trabajar bibliotecólogos de profesión (sobre todo porque nos encanta trabajar en escritorios, firmar papeles y que nos digan doctores), pero pues si se mira desde la profesión universitaria, para qué estudiar 5 años de Bibliotecología si en un par de meses podría terminar trabajando en lo mismo.
Para mi lo fundamental es que la sociedad pareciera que si requiere de personas que sepan de Bibliotecología (y/o Profesionales en Ciencia de la información, que para mi no es lo mismo) pero no requiere de una profesión que se llame Bibliotecólogo. Lo digo porque si uno ve las ofertas de empleo que salen para bibliotecólogos, solo apuntan a bibliotecas (o a archivos), pero nunca a otro tipo de empleos.
Algo que demuestra esto que digo es este artículo del diario El Tiempo de 2014 ow.ly/C1YCX el cual habla de los científicos de datos y su futuro profesional. Recuerdo que cuando salió publicado el año pasado muchos bibliotecólogos sacaban pecho diciendo, que si teníamos futuro, el problema es que por ningún lado nos nombran, hablan de que es un campo profesional para economistas, ingenieros o matemáticos… aunque si uno analiza bien lo que dice, un bibliotecólogo podría perfectamente hacerlo.
Finalmente, algo más que me permite seguir planteando esta hipótesis es que ni siquiera algo que antes creíamos tan nuestro como el análisis bibliográfico es exclusivo del bibliotecólogo, abundan las bibliotecas donde los propios directores bibliotecólogos contratan otros profesionales que aprenden fácilmente herramientas como el Dewey o las Angloamericanas y lo aplican mejor que nosotros porque conocen de su propia disciplina y pueden analizar mejor. La propia BNC y la BLAA tienen historiadores catalogando manuscritos históricos y lo hacen muy bien.
Honestamente, creo que nuestra profesión está llamada a desaparecer como es actualmente, antes creía que solo era cuestión de adaptación, pero cada vez me convenzo que la Bibliotecología debería ser un posgrado para cualquier otra ciencia o disciplina que quiera trabajar en manejo de información.
En conclusión, yo tampoco comparto las razones de la convocatoria pero pues espero que aunque sea logren unir más al gremio (sea el que sea, bibliotecólogos o archivistas o profesionales en ciencia de la información) para conseguir algo positivo para nuestro crecimiento.
Estimado Arturo.
Muy interesantes sus puntos. Es cierto, me quedo corto en varias cosas pero me alegra que usted pueda mencionarlas. No sé si hay otros puntos adicionales que puedan mencionarse. Se me ocurre que una de nuestras fallas en tener muy pocos doctores en este campo. Adicionalmente sería interesante revisar los enfoques de los trabajos que hacen maestría para ver si sus maestrías se basan en esta profesión o investigan sobre otros temas.
Algo más que podría añadirse es que no escribimos. Pareciera que no tenemos cultura de documentar lo que hacemos. Podría revisarse la producción científica de nuestro gremio, donde hay muy gratas sorpresas, pero también podríamos ser mucho más disciplinados. Además de llevar el rigor que implica la producción de un buen trabajo investigativo.
La pregunta sería ¿Cómo podrían los profesionales en ciencia de la información empezar a mostrar lo que hacen? Usted da unas pistas interesantes y es el que desarrollemos trabajos fuera de las bibliotecas y archivos. Nos confinamos a estas instituciones y estar mirando el mundo desde su interior creo que puede afectarnos.
Yo en cambio no estoy tan de acuerdo con su planteamiento sobre lo de Castells. Al inicio menciona que «está bien que se unan esfuerzos pero no que se revuelvan» y al final propone que «la Bibliotecología debería ser un posgrado para cualquier otra ciencia o disciplina que quiera trabajar en manejo de información». Siento que aquí es un poco contradictorio pero estoy a favor de mezclar las profesiones. La propuesta de que la bibliotecología sea un posgrado la he visto en colegas que tienen formación preliminar en otros campos. pareciera que cuando te acercas teóricamente a ciertos temas de esta carrera no le sacas el mismo provecho a que si tienes un bagaje previo que te permita ver más cosas que tal vez resultan muy abstractas cuando el pregrado es en bibliotecología. ¿Y que tal si las universidades empiezan a promover posgrados en bibliotecología y archivística? ¿Eso cómo deja a los que defienden las tarjetas profesionales?
Creo que uno de los problemas es que no conocemos a fundo nuestra profesión. Esto puede evidenciarse en la precaria profundización epistemológica que tenemos. es por eso que dejamos que las modas nos arrastren a su antojo, como lo mencionaba en esta otra entrada. Es por eso que nos llenamos de biblio-maker-labs y le creemos a cualquiera que use anglicismos en su discurso, aunque no tenga peso conceptual. ¿Será el no conocer a fondo nuestra profesión lo que nos hace ver como increíble eso de «científico de datos» y querer llegar a ser como ellos? ¿No será que ya lo somos pero no nos hemos dado cuenta?
Estoy de acuerdo con aquello de que la profesión desaparecerá, si no exigimos a nuestros profesores que nos enseñen a pensar, en vez de enseñarnos técnicas repetitivas y mecánicas. desapareceremos si no somos profesionales críticos y no nos detenemos a pensar. Desapareceremos si no vemos el contexto mundial para actuar en consecuencia.
¡Interesante diálogo! Muchas gracias por estos valiosos aportes.
Hola,
No comparto algunas de tus ideas, a seguir.
1. Al comienzo sugieres que hay ‘aires de defensa desmedidos de la profesión’. Creo que hay que relativizar esto, particularmente en una coyuntura donde – por primera vez tal vez – se han ‘unido’ los profesionales por una causa. Cual sería una manifestación o una protesta no desmedida? Me parece que cuando se trata de enfrentar las lógicas de poder, la posición debería ser lo más transgresora, crítica, participativa y por qué no, desmedida posible.
2. El primer argumento que presentas, me parece, se cae por su propio peso, cuando utilizas la palabra «amigo» publicista. Importante: La Sec. de Cultura, Recreación y Deporte al abrir el rango de profesionales para administrar las bibliotecas, sigue manteniendo abierta, pública y de libre concurrencia, la convocatoria de profesionales. Es decir, en ningún momento debe interpretarse esta medida como un puntapié para el clientelismo, la corrupción o el «amiguismo» (bueno, hasta ahora). Replanteo el caso de la cirugía: tenemos todo el derecho de hacer una consulta pública para que un profesional (sea especializado en la salud, sea publicista, etc.) haga la intervención, y nosotros escogeremos el criterio para su elección: nos despertó más confianza por su recorrido profesional, nos cobra más barato, etc.
3. En cuanto a la autoría de tu post, comparto lo que ya un usuario te comentó. Un ‘buen’ (me incomodan bastante estos adjetivos), sabe que la información al usuario debe presentársele de manera precisa, verificable y con un alcance inmediato bibliotecólogo (esto es básico en la teoría de Sistemas de Información). El usuario no tiene por qué ir a un motor de búsqueda o a enlaces adicionales para conocer la autoría de lo que lee. En este sentido, tu post causaría una enorme desconfianza a los lectores que no tengan nada que ver con Colombia y con el tema de las bibliotecas o las tecnologías. No obstante, como veras al final de este comentario, es interesante que las ideas (y por ende, el conocimiento y la información) se debatan sobre su contenido y no por el nombre sobre el cual se erigen. Vamos a bajarnos de la idea del conocimiento como algo necesariamente cristalizable con etiquetas, nombres y pseudónimos, y con ello doy paso a mi siguiente opinión:
4. Desafortunadamente, en algunas oportunidades suele sentirse un ‘tufillo’ de superioridad en tu escrito. Das la impresión de que te acomodas a criterios (previamente definidos por ti) para calificarte como un ‘buen’ profesional, como el que encarna el deber ser de un ‘experto’ de información, o por lo menos, para distanciarte de esos ‘malos profesionales’ que no saben protestar, escribir con buena ortografía o utilizar redes sociales alternativas a Facebook. Usando tus palabras, es ‘imperdonable’ que un magister en educación no comprenda que existen miles de posibilidades de aprender y representar lo que se prende, y diversas significaciones sociales del conocimiento. Al leerte me da la impresión de que subestimas y restas valor social a la movilización de cientos de profesionales que utilizan los medios más inmediatos para conseguir su propósito. Espero que no sea así.
5. Como observaste, mis críticas son de forma y no de fondo. En últimas, yo tampoco firmé la solicitud, pues como señalas, cada vez estamos en un mundo que aboga por la interdisciplinariedad. Por ello hay que celebrar el aprendizaje donde se cruzan diversas epistemes y prácticas (sean legitimadas por la ciencia o no). ¿Qué pasaría si los ingenieros de sistemas deciden reunirse para eliminar la figura de Arquitecto de Información, ejercida por bibliotecólogos hoy por hoy?. En fin, creo que son discusiones complejas, pero son válidas y deben ser respetadas, y enriquecidas. En este punto creo que tu post es muy valioso para contribuir al debate.
Creo para darles un curso sensato a estas discusiones es importante descartar pretensiones consientes o inconscientes de autoridad. Para el caso puntual, de nuevo coincidiendo contigo, son los bibliotecólogos quienes tienen que demostrar que sus proyectos merecen un reconocimiento por la sociedad, y que son capaces de romper con el imaginario social que cargan en sus espaldas.
Dado que mi escrito no tiene aspiraciones canónicas y se preocupa por rescatar lo simbólico, me reservo al derecho de firmar como
Anonymus.
Hola A. S.
Gracias por dejarnos tus ideas. Las contestaré punto por punto.
1) No es la primera vez que hay una unión de los profesionales por una causa. Particularmente en este tipo de propuestas digitales conozco la de los debates en la OMPI sobre excepciones y limitaciones en derecho de autor para bibliotecas y archivos en 2013 y en 2014. Esta última tuvo repercusión en el Ministerio de Cultura. Creo que lo que se defiende es a las tarjetas profesionales, no a la profesión en sí misma. En eso deberíamos medirnos, porque estamos buscando defender algo que nos ha perjudicado también.
2) No fue mi intención plantear el clientelismo, sino que el profesional más apto sea quien preste sus servicios profesionales. El planteamiento que haces al final era el que quería evidenciar. Estaríamos de acuerdo en ese punto.
3) ¿Qué adjetivos te incomodan y por qué? Creo entender en parte el punto que quieres demostrar pero agradecería fueras más detallado. Al respecto tengo que decir que estoy a favor del anonimato en la red y de hecho señalo el punto de que el proponente de la iniciativa no resulta identificable aunque sea por su pseudónimo. Curiosamente hay personas que fuera del país me reconocen como «Hiperterminal». Creo que la mejor carta de presentación (y en esu tu comentario no dista de mi planteamiento) es este mismo blog, donde a pesar de tener un cierto «anonimato», puede verse una trayectoria. No entiendo entonces cuál sería la desconfianza. De hecho he intercambiado correos con la persona que hio el comentario pasado y esto está cubierto.
4) No es un tufillo de superioridad, sino que confío en mis argumentos. Hasta ahora puedo demostrarlo con que los comentarios que se han hecho no han puesto en entre dicho el fondo de lo que planteo. Hasta tu mismo mencionas estar a favor del fondo, pero no de la forma.
Es apenas lógico que me acomode a los criterios que yo mismo definí, porque si no no podría establecer una línea entre lo que me parece bueno y lo que no. Ahora: Esto no quiere decir que no estén abiertos a discusión. Si resulta preocupante que cualquier profesional en el área que sea no sepa escribir con buena ortografía (como mínimo). Si eso no es preocupante ¿Cuáles son tus criterios para establecer un buen profesional?
Por otro lado no subestimo la movilización social, sino el fondo de ésta. Creo que apoya causas que no deberían apoyarse con los medios que allí se plantean. Apoyo el que se defienda un gremio y las asociaciones de profesionales. No apoyo que sea mediante tarjetas profesionales, que me parece una forma ruin de defender la profesión.
5) Creo que este punto no hace más que darme la razón en cuanto a que respondemos con pasión y no con razón. Atacas mi forma de expresarme, pero no mis planteamientos. Como profesionales no somos capaces de mantener debates de altura y con argumentos. Muy interesantes tus ideas, las tendré en mente para replantearme mi forma de escribir, pero no mueven un ápice mi postura frente a que tenga razones con malos argumentos. Me alegra encontrar personas que no firmaron la solicitud. Respeto mucho que quieras mantener el anonimato pero aquí viene mi pregunta a tus comentarios: ¿Por qué usas anglisismos en tu firma? ¿Por qué Anonymus en vez de Anónimo?
Gracias por tomar el tiempo de escribir. Ojalá y nos sigamos cruzando por ahí.
H.
Bueno yo no discutiré su anonimato porque nos conocemos personalmente hace un tiempo… asi que puedo saludarlo con más confianza.
Me adhiero a la discusión…
Bueno yo lo que creo que si se han hecho muchos estudios epistemológicos sobre la profesión, depronto no han sido muy difundidos en las escuelas pero hay un buen camino recorrido. Lo que pasa es que igual aún no existe un consenso por ejemplo en el nombre, en Europa algunos llaman a esto Ciencia de la documentación, en Estados Unidos Ciencia de la información, otros siguen llamando a esto Bibliotecología y otros Biblioteconomía. El problema con estos estudios, a mi parecer, es que se han quedado únicamente en estudios epistemológicos, nunca han sido validados con la realidad de la sociedad. Es decir, son estudios muy filosóficos pero poco pragmáticos, no se si alguien haya ya validado si la sociedad necesita de una Ciencia de la información como necesita de una Historia, filosofía, religión, medicina, derecho o muchas otras profesiones. Yo creo que si uno saliera a la calle a preguntar puede que algunos sepan que es Bibliotecología pero la gran mayoría jamás habrán escuchado Ciencia de la información.
En lo que yo he encontrado la Bibliotecología en sus comienzos no fue pensada para manejo de archivos, solo de bibliotecas, con el tiempo fue que se le dió la contextualización de que podía trabajarse en los dos campos al tiempo, ya que al fin y al cabo lo que ambas manejan es información.
Incluso en sus inicios se consideraba parte de las ciencias de la educación, porque el libro se consideraba un medio de educación ya que cuando uno lee algo aprende asi lea una novela (algo que no necesariamente sucede con un documento de archivo). Ahora nos llamamos parte de la Ciencia de la información, pero en las universidades estamos adscritos a facultades de ciencias sociales, de ciencias económicas, de comunicación, de filosofía… es decir, nadie, ni siquiera nosotros mismos logramos ubicarnos bien. Bajo esta coherencia, deberíamos pertenecer a una facultad de Ciencia de la información.
Pero para mí también deberían tratarse por separado, yo también opino que siguiendo el anterior ejemplo que alguien puso, no por el hecho de que la veterinaria y la medicina compartan en común: el estudio de la salud, son iguales. Pero eso no quiere decir que no se puedan hacer proyectos y trabajos conjuntos, de hecho Europeana es un proyecto de este tipo.
A su pregunta en un comentario anteior, de «qué hace un profesional en Ciencia de la información», yo opino que así como nos vendemos laboralmente, podríamos decir que somos dioses, porque nos consideramos en muchos casos los únicos capacitados para esto, y cuando se estudia el todo, finalmente no se hace nada. Ese podría ser uno de los problemas por los cuales no nos visibilizamos ante la sociedad. Recuerdo que alguna vez un profesor de filosofía me decía que la Bibliotecología era una ciencia inmensa como el océano pero con 1 cm de profundidad, puede que su apreciación no sea del todo exacta pero es un riesgo grande que tenemos al querer abarcar tanto tema para una profesión que poco busca especializarse en su propia disciplina. De ahi que lo que uno encuentre es que la mayoría hagan posgrados en Administración o en Educación, pero no en posgrados en por ejemplo gestión de colecciones, o administración de Bibliotecas escolares, o en ALFIN. Aunque ahora si se ven (no en Colombia) sobre bibliotecas digitales o documentos electrónicos, pero es básicamente lo único diferente que hay.
Visto desde una profesión como el Derecho, sí, es cierto que alguien estudia para abogado y ve de una pincelada todas las ramas del derecho en 5 años, pero, por ejemplo, cuando alguien tiene un problema con un empleador acude específicamente al abogado laboral. En nuestro caso, esa opción no existe. Nos vendemos como que un bibliotecólogo es capaz de resolver lo que sea relacionado con la información, y en nuestra vida laboral perfectamente podemos tener un currículo donde hemos pasado por bibliotecas escolares y públicas indistintamente, cuando son bastante diferentes en su gestión. Ahora si esto es asi con una sola profesión como el Derecho, como será con alguien que estudia dos profesiones al mismo tiempo, en el mismo currículo y en los mismos 5 años?
Yo lo vi en mi experiencia docente en la Salle, son demasiados temas y muy diferentes sus enfoques como para que alguien salga experto en Bibliotecología y Archivística al mismo tiempo.
Al igual que Ud, yo también me aterro de ver que nuestro gremio no publica casi, y que la investigación en nuestra área está en manos de otras profesiones, sin ir muy lejos, tanto las escuelas de la Javeriana como de la Salle tienen sus áreas de investigación coordinadas por filósofos. Y no creo que lo hagan mal, pero por qué no hay un bibliotecólogo al frente de esto, como debería ser? De pronto si somos pocos los doctores en la profesión, pero una buena investigación no se garantiza por tener un doctor.
Yo también soy de los convencidos de que esta profesión debería volverse un posgrado como lo indicaron antes, porque realmente es más útil a la sociedad una persona con un bagaje previo que aprende metodos y técnicas bibliotecarias que un bibliotecólogo aprendiendo una ciencia donde aplicarla. Esto no quiere decir que sea imposible, pero ejemplos de esto hay por montones: Ranganathan matemático de profesión, y luego bibliotecario… sin ir tan atrás, Barbara Tillet de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, que tiene doctorado en Bibliotecología pero su profesión no es la Bibliotecología, y ha sido quizás la persona que mas sabe de las RCAA2, promotora de las RDA y hasta hizo parte de la creación e implementación de Dublin Core.
Es más lo que otras ciencias han aportado al ejercicio bibliotecario o de la Ciencia de la información, que al contrario. Cuántos bibliotecólogos participaron en la consolidación por ejemplo de la Web en los 90? prácticamente ninguno… hasta el formato MARC, los metadatos, los libros digitales, ALFIN, son inventos de otras profesiones que nos llegaron a la fuerza y los apropiamos como nuestros. Es interesante encontrar escritos donde dicen que prácticamente la Bibliotecología y la Ciencia de la información solo han aportado dos cosas al mundo: la Bibliometría y la Epistemología social.
Esto no afecta en nada a la tarjeta profesional y la Ley 11 porque en su artículo 2 dice que pueden ser bibliotecólogos quienes hayan cursado maestrías o doctorados en Bibliotecología.
Para acabar mi comentario y no extenderme más, yo creo que también me preocupa de esto es que si se están empezando a ofrecer posgrados en Ciencia de la información (EIB) y Archivística (La Salle), pero que sentido tiene para un Bibliotecólogo o Archivista estudiar un posgrado de profundización de su profesión pero no de especialización realmente? Es como estudiar Medicina general y especializarse en Medicina general en vez de Ortopedia, pediatría etc., es decir, casi como estudiar dos veces la profesión.
Para mi es una sensación de que como profesión nos quedamos en el siglo XIX, lo digo porque es a partir del siglo XX que se empieza a hablar de la especialización de las ciencias (por eso el proyecto de Repertorio Bibliográfico Universal de Otlet y La Fontaine), pero nosotros seguimos apuntándole a quedarnos en lo general, y solo a especializarnos en la práctica. Y repito, no se si esta es la clase de profesión que la sociedad (de la información) necesite.
Saludos
Wilmer
PD. no le critico la forma de escribir porque finalmente cada quien tiene su estilo de decir la cosas.
¡Hola Wilmer! Qué gusto tenerlo comentando por estos lados. Tremendo honor el que le hace a este blog.
Justo recordaba su caso cuando contestaba a uno de los comentarios: ¿Cuántos realizan estudios de posgrado que profundicen en nuestro campo? Suena muy interesante su planteamiento de «Es como estudiar Medicina general y especializarse en Medicina general en vez de Ortopedia, pediatría etc., es decir, casi como estudiar dos veces la profesión«. ¿No será que las universidades colombianas le están apuntando a «bibliotecologizar» o «archivologizar» profesionales de otras áreas y que en realidad no tenemos posgrados en nuestro campo? ¿Un profesional que estudie estos posgrados realmente profundizaría en conocimientos o sólo cumpliría requisitos para obtener la respectiva tarjeta profesional que necesite?
Muy interesantes sus comentarios pero para llevar el hilo de la discusión inicial: ¿Es la tarjeta profesional una posible solución a este problema de los bibliotecólogos?
Un abrazo Wilmer y de nuevo muchas gracias por sus aportes.