Actualizando el derecho de autor a favor de las bibliotecas en el mundo

Representantes de Colombia en el SCCR34
Representantes de Colombia en el SCCR34

El mundo está debatiendo si se actualiza la ley de derecho de autor y las bibliotecas, como lo revela el informe de Kenneth Crews (2008), no tienen las leyes necesarias para que dichas instituciones cumplan sus actividades sin infringir la norma. Esta es una oportunidad única para que las bibliotecas soliciten normas internacionales que garanticen que las normas se ajustan a su funcionamiento y a la era digital, pero ¿quién está representando a los bibliotecarios del mundo? ¿Se están solicitando las normas adecuadas? ¿Qué deben hacer cada una de las personas que trabajan en bibliotecas desde sus países? Y sobre todo ¿los bibliotecarios entienden que están pasando por un momento histórico en estos debates y deberían tomar partido?

¿Cuál es el problema?

El problema es que tenemos normas de derecho de autor obsoletas, que se dicen «visionarias» porque se concibieron para proteger obras realizadas en formatos conocidos o por conocer, abarcando tecnologías que aún no se habían creado; pero desconociendo las dinámicas y necesidades que estos nuevos formatos nos traerían. No es lo mismo pensar en un mundo donde sólo quienes tienen una imprenta pueden copiar información a uno donde cada persona en su bolsillo tienes una cámara fotográfica y de video, grabador de audio, central de noticias, teléfono e incluso consola de videojuegos.

No tenemos excepciones y limitaciones suficientes

Las bibliotecas no tienen excepciones y limitaciones al derecho de autor suficientes para funcionar sin cometer infracciones en todos los países del mundo. Como mencioné antes, el informe de Kenneth Crews del 2008, que se actualizó en 2015, muestra las excepciones y limitaciones que tienen las bibliotecas de los diferentes países y se evidencia la disparidad de normas entre cada uno de los países. Por ejemplo veamos el caso de Colombia en ambos informes: En el caso de Colombia, el informe de 2015 hace referencia a las bibliotecas públicas. Otro tipo de bibliotecas, como bibliotecas especializadas, académicas, patrimoniales o comunitarias no se mencionan en el estudio. Contrastando esto con declaraciones de la directora de un sistema de bibliotecas académicas donde se menciona que la ley de derecho de autor no protege a las bibliotecas, todo parece indicar que el hecho de que el informe de Crews haga referencia sólo a bibliotecas públicas no es una omisión del estudio, sino que efectivamente no hay leyes acordes a las necesidades de las bibliotecas del país.

Un interesante ejercicio es revisar las excepciones y limitaciones en el estudio del 2008 que tienen países como Canadá (en las páginas 158 a 162), Colombia (en las páginas 173 y 174) y Uruguay por poner algunos como ejemplo. Esto muestra las grandes diferencias a las que nos enfrentamos donde hay países con legislaciones bastante detalladas donde un bibliotecario tiene guía de qué debe hacer en determinados casos, versus otros países donde ni siquiera existen leyes que reconozcan y defiendan el quehacer bibliotecario. El caso de Canadá es interesante porque no sólo protege a bibliotecas, sino también a archivos y museos.

Los bibliotecarios no necesariamente saben que tienen un problema

Los bibliotecarios tienen muchas labores bajo su responsabilidad y además aprender sobre derecho de autor puede resultar tedioso y complejo, pero es necesario. Las asociaciones de bibliotecas en América Latina y el Caribe hicieron estudios sobre cuánto saben los bibliotecarios y una conclusión común a estos estudios es que muchos bibliotecarios no saben que están infringiendo la norma o que no saben lo que pueden o no hacer en el marco de la ley de derecho de autor.

Una de las posibles soluciones esbozadas a este problema es acceder a educación sobre derecho de autor pero ésta puede estar enfocada a respetar y obedecer normas injustas, que no tienen una perspectiva de reconocimiento a la labor de las bibliotecas y el acceso a la información o cuando menos, se encuentran desactualizadas ¿qué beneficio traería a los bibliotecarios formarse en estas condiciones? Si los bibliotecarios delegan su futuro a terceros, que no necesariamente conocen el quehacer de las bibliotecas ¿qué futuro le puede esperar a las bibliotecas? Es por esto que los bibliotecarios deben empezar a conocer sobre el tema y empezar a asumir posiciones políticas frente a él y a participar en los diferentes espacios donde sus necesidades pueden y deben ser escuchadas.

¿Cuáles son las posibles soluciones?

Actualmente los bibliotecarios tienen dos caminos para cambiar las leyes de derecho de autor en el mundo:

  • Un escenario global: El Comité Permanente de Derecho de Autor y Derechos Conexos o SCCR (por sus siglas en inglés), donde diferentes países de todo el mundo pueden definir una legislación mundial común, que favorezca el acceso a la información y defienda los intereses de lo público, en instituciones como bibliotecas, y por qué no, también de archivos y museos.
  • Un escenario local: Mediante la actualización de las leyes de cada país.

El escenario global

El Comité Permanente de Derecho de Autor y Derechos Conexos (SCCR) es un comité que se reúne dos veces al año con los representantes de los Estados integrantes de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en Ginebra (Suiza). En este escenario se ha venido revisando los estudios sobre excepciones a bibliotecas y archivos, pero no es un escenario donde las bibliotecas sean la prioridad, sino que de hecho en cada una de estas reuniones del Comité deben ganarse su espacio. De hecho las bibliotecas podrían salir de la agenda y la oportunidad de tener debates en un escenario global se perdería.

En este escenario las bibliotecas se encuentran ante un ejercicio de promoción y defensa (o advocacy, como se conoce en inglés) porque quienes presentan sus intereses no son las bibliotecas mismas, sino los representantes de los Estados. En el caso de Colombia, un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores y la directora de la Dirección Nacional de Derecho de Autor son quienes tienen voz y voto en este comité. Son ellos quienes se convierten en los portavoces de las necesidades de los bibliotecarios colombianos en el SCCR, pero a su vez representan los intereses de muchos otros sectores.

Representantes de Colombia en el SCCR34
Representantes de Colombia en el SCCR34

No todos los países participan con una delegación como ésta. De hecho hay países donde sólo participa el representante de asuntos exteriores o incluso hay países que no pueden asistir a este comité. Éste fue el caso de Ecuador en el SCCR 34, donde no asistía un representante del Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual, su oficina nacional de derecho de autor, sino que sólo participó la persona que se encuentra en misión permanente en Suiza.

En espacios como el SCCR se pueden definir instrumentos internacionales como recomendaciones (que los Estados no estarían obligados a cumplir) o tratados internacionales (que serían de obligatorio cumplimiento para los Estados). Personalmente considero que lo que las bibliotecas necesitan es un Tratado de excepciones y limitaciones, como ocurrió con el Tratado de Marrakech. Esto debido a que las recomendaciones funcionan muy bien para países que ya tienen legislaciones avanzadas, pero en el caso de Latinoamérica las recomendaciones serían algo que se olvidarían en el tiempo, mientras que un tratado internacional impulsaría a nuestros países a actualizar sus normas obligatoriamente, alcanzando estándares mínimos a nivel global.

¿Quién representa los intereses de las bibliotecas en estos espacios?

Además de los Estados, diversas organizaciones de la sociedad civil participan en estos espacios para dar voz a las bibliotecas del mundo. IFLA es una de estas organizaciones que, junto con EIFL y organizaciones de otros sectores como Innovarte (Chile), ICOM (museos) o ICA (archivos) defienden el acceso a la información y una actualización a las leyes que incluya la perspectiva de estas instituciones. Aquí una fotografía de Winston Tabb, integrante de la delegación de IFLA.

Tuve la fortuna de asistir al SCCR 34 y ser parte de este equipo por parte de la delegación de IFLA. Nuestro trabajo consiste en que los representantes de los Estados tengan en cuenta las necesidades de las bibliotecas y en las sesiones plenarias, soliciten acciones que las fortalezcan. Para el SCCR34 algunas de  las solicitudes fueron:

  • Que se realice un estudio sobre las excepciones y limitaciones a bibliotecas, archivos y museos sobre usos transfronterizos, en el marco de la propuesta de Argentina.
  • Que se incluya a los museos en las excepciones y limitaciones donde ya están las bibliotecas y archivos y se finalice el estudio sobre excepciones y limitaciones para museos.
  • Que se realicen reuniones regionales para discutir sobre excepciones y limitaciones para bibliotecas, archivos y museos.
  • Que se desarrolle una base de datos de excepciones y limitaciones para bibliotecas, archivos y museos. De esta forma los estudios de Kenneth Crews podrían actualizarse y consultarse mucho más rápido y podrían realizarse análisis mucho más ágiles y profundos.
  • Que se prepare una propuesta legislativa sobre limitaciones y excepciones al derecho de autor para bibliotecas, archivos y museos.

El punto es que si ningún representante de un Estado solicita estas solicitudes, las bibliotecas no serán escuchadas en estos espacios. Afortunadamente estos puntos fueron solicitados por el GRULAC, el grupo que reúne a los países de América Latina y el Caribe, cuya representación en el SCCR estuvo coordinada por Colombia. Las coordinaciones de grupos se alternan por periodos de tiempo.

El equipo de bibliotecas logró mantener los debates sobre excepciones y limitaciones en la agenda de próximos SCCR. Además se solicitó que las excepciones y limitaciones para bibliotecas se analizaran separadamente a la de museos, debido a que están en niveles diferentes de madurez y es más probable que se definan acciones en temas relacionados con bibliotecas (que están avanzados) que con museos (donde los estudios apenas están comenzando.

Mis impresiones sobre el escenario para las bibliotecas en el SCCR 34

Luego de participar en este evento, estas son algunas ideas que creo podrían ayudar a que las bibliotecas de América Latina tengan una mejor visibilidad en el SCCR:

  • Los bibliotecarios deben empoderarse de su posición. Que otros no decidan por ellos. En estos escenarios no es muy común escuchar las voces de los bibliotecarios, salvo los esfuerzos que puede hacer el equipo antes mencionado. Las asociaciones de bibliotecas y bibliotecarios de cada país harían un gran trabajo si pueden contactar a los representantes de sus países y contarle de sus necesidades. ¿Quién mejor que un bibliotecario para identificar las necesidades de las bibliotecas de un país? En una charla reciente, una ingeniera nos decía: Si ustedes no hacen el trabajo que les corresponde, otra profesión va a venir a hacerla por ustedes. Que si los abogados de propiedad intelectual van a hablar de las bibliotecas, que al menos hayan hecho un trabajo previo con un bibliotecario que conozca del tema y pueda ilustrarlos sobre las necesidades de nuestras instituciones. La voz de los bibliotecarios debe hacerse escuchar en estos espacios pero ¿y si no decimos nada quién va a saber de nuestras necesidades?
  • La participación de América Latina y el Caribe debe representar los intereses de los bibliotecarios. Nuestros representantes necesitan ejemplos y casos desde nuestros contextos. Noté que las posiciones de países de la Unión Europea y Estados Unidos puede tener mucha influencia en nuestros países, pero nuestros contextos latinos son muy diferentes a los de ellos. Si bien pueden ser una guía, nuestro pecado puede ser implementar sus soluciones o leyes sin analizar nuestro contexto. Por otro lado participar en eventos en Suiza no es algo que un bibliotecario de América Latina haga frecuentemente. No siempre se puede participar presencialmente en estos espacios y hay que buscar formas para estar, bien sea presencialmente o virtualmente. Lo ideal sería tener una participación sostenida de bibliotecarios latinos en estos espacios pero si eso no ocurre, apoyémonos en quienes si pueden asistir para que al menos tengamos la oportunidad de incidir. Para el caso colombiano, la participación de la Fundación Karisma en el SCCR le abría una ventana a nuestras instituciones, pero Karisma no siempre puede asistir, lo que implica que nuestras bibliotecas y archivos deben tomar esta responsabilidad o formar alianzas para que esta participación no se pierda.
  • Una idea clara de lo que necesitan las bibliotecas hace que el mensaje a nuestros representantes sea claro. Cuando tuve la oportunidad de hablar con algunos de los representantes, no tenían todo el tiempo del mundo para dedicar a nuestra conversación. Recuerdo que alguna vez alguien me habló de la capacidad de sintetizar todas las solicitudes y explicaciones en una conversación que se diera en un ascensor. Espero haber hecho un buen trabajo y haber logrado transmitirle a los representantes una parte de las solicitudes de las bibliotecas.
  • Se requiere saber inglés, pero el conversar en español nos conecta. Este es un espacio donde la mayoría de discusiones se realizan en inglés. Se puede presentar diferentes temas en español en sesiones plenarias, además de hablar con las personas de América Latina en tu mismo idioma, pero entender otros idiomas te abre muchas posibilidades de alianzas, contactos e ideas. Sentía que en el GRULAC las conversaciones con algunos representantes de nuestros países nos llevaban a conversar sobre conceptos complejos y puede ser que los representantes se sientan más cómodos debatiendo en español.
  • Planear próximas participaciones en el SCCR con comunidades. En esta ocasión tuve un muy buen contacto con colegas bibliotecarios del Ecuador (particularmente con @saraclaroscuro), además de compartir con colegas con quienes ya venimos discutiendo sobre estos temas desde hace algunos años. Al menos pude conversar con la directora de la Dirección Nacional de Derecho de Autor de Colombia y le planteé que sería muy bueno poder armar reuniones preparatorias para llegar a consensos de la posición de nuestro país, al menos con organizaciones de la sociedad civil. Los bibliotecarios podríamos buscar espacios de encuentro para planear nuestra participación y articular esfuerzos con comitivas que asistan presencialmente a estos eventos. El próximo SCCR (35) es en Noviembre, del 13 al 17. Si bien tenemos tiempo, es una tarea que debemos empezar desde ya.
  • Hay un debate polarizado. Al hablar con asistentes al evento, algunos se presentaban como «no defensores de excepciones y limitaciones, sino como defensores de los autores». El tener un debate polarizado creo que puede afectar negativamente a encontrar soluciones, ya que esta no es una guerra de buenos contra malos, sino un espacio donde muchos tienen diferentes intereses y se debe llegar a un acuerdo. Recuerdo que le respondí a esta persona que las bibliotecas apoyan a los creadores y de hecho los necesitan para que sus obras alimenten el ecosistema de la información. Todos hacemos parte de un entorno y el que algunos tengan muchísimos más beneficios hace que otras partes del mismo entorno se vean afectados.

El escenario local

El otro espacio en el que podemos actualizar las leyes a favor de las bibliotecas es que cada país, por su cuenta, actualice sus normas locales. El trabajo a realizar aquí es que los bibliotecarios promuevan el análisis y adopción de leyes que los favorezcan.

Los escenarios globales pueden requerir varios años. El Tratado de Marrakech se empezó a trabajar en los años 90’s y sólo hasta el 2013 se adoptó. Un país puede empezar a trabajar en temas específicos que reflejen las necesidades de las bibliotecas; por ejemplo en Colombia se han trabajado el préstamo público, las obras huérfanas, el depósito legal digital y las excepciones a la elusión de medidas de protección tecnológica para bibliotecas. En el escenario mundial, el depósito legal salió de la agenda del SCCR y es un tema que si Colombia quiere incluirlo en sus leyes, deberá hacerlo localmente o buscar el apoyo de otros países con esta misma necesidad.

¿En cuál de los dos escenarios deberían buscarse excepciones y limitaciones para bibliotecas?

En ambos. Particularmente considero que deben explorarse ambos caminos que llevan al mismo fin. Cada uno tienen sus retos, pero es la única forma que tenemos para lograr un avance en la defensa del acceso a la información, además de encontrar puntos en común con los creadores, autores, titulares, lectores y usuarios.

Creo que hay que aprovechar el escenario mundial, porque si no tomamos esa oportunidad, puede que la perdamos y sólo nos quede la vía local. Las bibliotecas se arriesgarían mucho si dejan que se escape esta oportunidad única.

¿Qué pueden hacer los bibliotecarios para participar?

Contactar a sus representantes en el gobierno, para que las bibliotecas participen del debate. Aprender sobre derecho de autor y encontrar las necesidades de actualización de las leyes locales.

El acceso a la información es un tema que incide en varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y las bibliotecas tienen un rol protagónico en su obtención. Buscar la implementación de políticas públicas que tengan en cuenta la perspectiva del acceso a la información es primordial, así como la defensa del dominio público.

Se me pueden ocurrir varias ideas, pero si se te ocurre alguna que pueda ayudar déjala en los comentarios. Igual puedes contactarme, por si puedo ayudar 😉

Por David Ramírez-Ordóñez

Hola. Soy David. Docente, bloguero y bibliotecario digital. Desarrollo proyectos digitales desde el 2005. Más de mi en este enlace.

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