Liberando o librándonos de los libros // Blas Garzón, Traficantes de sueños, biblioteca y cultura libre

Traficantes de sueños es un proyecto basado en contenidos libres, algo muy valioso en esta época donde muchos editores que no entienden el negocio ven como sus castillos se derrumban ante la red sin siquiera tratar de entenderla y adaptarse. En el sitio web de Traficantes podemos ver que son «un punto de encuentro y debate de las diferentes realidades de los movimientos sociales, (…) construimos una librería asociativa, una editorial y un punto que coopera con redes de distribución alternativa.» Es decir: No son una simple editorial, o librería; son los creadores de un nuevo espacio.

Gracias a Traficantes leí «Por una cultura libre. Como los grandes grupos de comunicación utilizan la tecnología y la ley para clausurar la cultura y controlar la creatividad»; un libro de Lawrence Lessig que puedes comprar o descargar en el sitio de Traficantes. ¿Qué tiene de especial Traficantes que no tenga otra librería? Pues que usan licencias Creative Commons, lo que permite que sus contenidos puedan copiarse sin necesidad de engorrosos permisos a editores que a veces nunca responden, manteniendo la información de los documentos que manejan aislada de quienes lo necesitan como ocurre en mi trabajo, en una biblioteca digital.

¿Cómo puede sostenerse este proyecto si sus contenidos pueden ser copiados libremente? Yo por ejemplo leí uno de los libros que ellos tienen. No voy a retribuirles el favor con dinero, pero este texto muy seguramente les servirá de publicidad para que alguien mas compre sus libros, o trabaje con ellos en un proyecto que pueda beneficiarlos a todos, quien sabe. El caso es que si para adquirir un documento para mi biblioteca digital tengo que escoger entre comprar los libros en una editorial cerrada o una que se basa en contenidos libres seguramente me inclinaré por Traficantes o la que use contenidos libres: En la biblioteca que trabajo nos propusieron comprar una copia física por cada documento descargado de la biblioteca digital, un disparate desde cualquier punto de vista. ¿Qué haría mi biblioteca (digital) con 250 copias físicas de un mismo libro? ¿No es excesivo pagar por cada libro si en realidad lo que me interesa es apenas un capítulo del documento completo? Con estos contenidos libres me quito este problema, además que va muy acorde con la idea del futuro del desarrollo de colecciones que mencioné en un post anterior.

En un grupo sobre bibliotecas 2.0 en LinkedIn la discusión sobre desarrollo de colecciones se llevó al uso de dispositivos electrónicos como tablets o e-readers desde la biblioteca. Blas menciona desde su experiencia cómo funcionan las dinámicas de estos dispositivos y sus puntos a favor o en contra, como los dispositivos cerrados estilo Kindle, y los formatos que usa: Un lector electrónico no es únicamente un pdf, sino que puede tener diversos formatos y los proveedores de dispositivos pueden hacer que un formato se lea únicamente en un dispositivo, es decir: O lees el documento en el aparato que te vendo o no lo lees. ¿Preocupante verdad?

¿Estan las editoriales tomando las medidas necesarias para estos nuevos retos? ¿Qué posición toman las bibliotecas y los usuarios que son quienes se benefician de los contenidos? En estos momentos donde la remezcla de datos puede verse en todos lados (un ejemplo es The #biblioteca Daily, un «periodico» sobre bibliotecas, donde escriben en él aquellos que en twitter usen la etiqueta «biblioteca» para sus enlaces. ¿Qué papel cumple una editorial en un estilo de publicación como ésta? Técnicamente ya se pueden generar nuevos documentos basados en fragmentos de otros documentos pero ¿por qué los derechos de autor deben ser un problema para esto? ¿Las editoriales son nuestras amigas o enemigas?

Personalmente creo que Blas y Traficantes de Sueños nos estan enseñando mucho y debe ser ejemplo a seguir.

Por David Ramírez-Ordóñez

Hola. Soy David. Docente, bloguero y bibliotecario digital. Desarrollo proyectos digitales desde el 2005. Más de mi en este enlace.

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