Carta abierta de una bibliotecaria argentina en la actualización al derecho de autor en Colombia

Recibí esta carta en medio de días caóticos, donde muchos bibliotecarios en Colombia estamos trasnochando y trabajando para unirnos y hacer que la actualización al derecho de autor en Colombia sea una ley justa e incluyente y sobre todo garantice que instituciones como las bibliotecas, puedan ejercer su labor misional de brindar acceso a la información, por supuesto respetando a los autores y titulares. Una tarea difícil, pero posible, como escribiría Silvia Castrillón.


La carta

Aquí la carta tal cual como la recibí:

Carta abierta a David (A las bibliotecas, bibliotecarias y bibliotecarios de Colombia. A las bibliotecas, bibliotecarias y bibliotecarios de Argentina. A las bibliotecas, bibliotecarias y bibliotecarios de toda América Latina. A todas las asociaciones de bibliotecas y bibliotecarios)

Querido David, espero que al momento de leer esta carta te encuentres muy bien allá, en el otro lado del mundo. Estos días me traen muchos pensamientos. Algunos son confusiones, otros esperanzas, otros curiosidades. Resulta inevitable admirar la transparencia de tu vocación en un mundo en el que debatimos tanto sobre la exposición y la privacidad. Tus intenciones, hermano, son sinceras, inequívocas, profundas. Hace muchos años trabajo por diversas circunstancias con investigadoras e investigadores de Colombia, un país que cada día siento más cercano y más parecido al mío, Argentina. Veo diariamente que tenemos las mismas dificultades y los mismos desafíos en materia de derechos humanos, de discapacidad y de acceso a la información; los campos en los que tengo el privilegio de poder aprender y trabajar. También veo las oportunidades, los logros y las similitudes que nos movilizan como comunidades. No puedo ser ajena a la ocasión que me invita con esta carta.

Querido David, espero que estas palabras no solo lleguen a tí, que desde kilómetros y kilómetros de distancia movilizas intenciones y construyes puentes por un país mejor. He escuchado desde mi primer día de clases en el ingreso a la universidad, y lo sigo escuchando hoy entre tantas y tantos colegas: la información es poder, la información puede cambiar el mundo. Te he escuchado en varias oportunidades diciendo que detrás de las tecnologías hay personas, y que hay que humanizar esa visión que tenemos sobre tanto mundo digital. Bueno, creo que es tiempo de humanizar también nuestra profesión. Detrás de la información estamos nosotras y nosotros. Las bibliotecas también pueden cambiar el mundo, y creo que ya es una frase que debemos tener grabada en la conciencia, pero nos falta practicar: somos los engranajes de los motores para el cambio. Espero que estas palabras puedan llegarnos a todas y todos quienes debemos comprender el acceso a la información como una garantía de acceso a los derechos humanos, tránsito hacia la igualdad de oportunidades de todas las personas. Espero que estas palabras puedan llegar a nuestras hermanas y hermanos, profesionales en toda América Latina. Que puedan comprender que la empatía no es una característica más de nuestra profesión, no es una circunstancia convenientemente política o de beneficio personal. La empatía es una construcción colectiva para un mundo mejor en comunidad. Espero que estas palabras no solo lleguen a bibliotecas, bibliotecarias y bibliotecarios. Espero que estas palabras también puedan llegar a todas las organizaciones de la sociedad civil que se movilizan y accionan por el ejercicio de los derechos humanos, a todas las asociaciones que trabajan en el sector de los derechos digitales, del derecho de autor y la propiedad intelectual, del acceso a la información, a tomadores de decisiones, a las personas que cumplen roles de influencia en sus comunidades, a las autoridades que tienen en sus manos la posibilidad de cambiar el destino de las sociedades.

Viendo en perspectiva, a otros tantos kilómetros de distancia, pienso que dos situaciones nos afectan de forma común. Paradójicamente al tema que moviliza esta carta (las modificaciones al derecho de autor), siento que las causas no deberían llevar autores ni protagonistas. Me has explicado sobre la idea de proyectos distribuidos y la importancia de trabajar en comunidad, y creo que es una visión sumamente poderosa. Yo veo con mucho entusiasmo como plasman eso en acciones descentralizadas que convergen en sistemas de apoyo, observando que es posible trabajar desde las asociaciones por objetivos comunes, tal como lo hacen con Fundación Conector, RedPaTodos, Fundación Karisma, Wikimedia Col… y asociaciones que seguro en estos momentos escapan de mi atención. Ojala Colombia sea un modelo a seguir para Argentina, ojalá podamos tomar conciencia de esto que hoy construyen y que mañana se plasmará en el ejercicio pleno de derechos de las ciudadanas y ciudadanos de tu país. La otra situación que me afecta, ya con un poco más de ambivalencia, es la participación pasiva que tienen las asociaciones de bibliotecarios. Esta no es una situación propia de Colombia, creo que trasciende a toda la región. Me ha llamado la atención que contaran con pronunciamientos de la institución internacional más importante que nos representa (IFLA) y que ello no haya movilizado las voluntades necesarias para que las asociaciones locales generen sistemas de apoyo visibles. Creo que son situaciones profundas que deberían servir para hacer una autocrítica sincera desde nuestros gremios. Oye, esto no pasa solo en Colombia, ¿sabes? Tenemos los mismos problemas. ¿Cuál será la solución? Por lo pronto, tanto como me preocupa esta situación, también me ha alegrado mucho sentir que, aunque sea de forma descentralizada, lleven un gremio unido que ante la adversidad se ha manifestado a lo largo del país y por distintos medios, pidiendo todos juntos, de distinta o igual manera, lo mismo: excepciones para bibliotecas. Les sigo con mucha emoción en sus mensajes y propuestas. Insisto en que ustedes puedan marcar el rumbo de la comunidad en América Latina.

Argentina transita desde hace varios años, distintas etapas que refieren a la modificación de sus legislaciones en materia de derecho de autor. En lo personal, creo que nos han sobrado protagonismos, faltado uniones y perjudicado posicionamientos defensivos o faltos de diálogo. Pronto tendremos una nueva oportunidad, y mi mayor deseo es que podamos encontrarnos unidos y tengamos la sabiduría para alcanzar acuerdos que permitan el mayor número de flexibilidades posibles para las bibliotecas.

David, no quiero robarte(les) más tiempo. Deseo de corazón que Colombia alcance una ley de derechos de autor que proteja y empodere a las bibliotecas lo máximo posible. Cuando defendemos a las bibliotecas, estamos defendiendo primero a las autoras y los autores, a las lectoras y lectores, al propio sistema de consumo editorial, a la educación, a la ciencia, a la cultura. Ojala el 24 de Abril #bibliotecariosalsenado colme el congreso. No importará solo el resultado, el propio proceso será un hito. Te(les) saludo con mucho afecto, y les deseo que este proceso les traiga mucho más que excepciones para bibliotecas, que les encuentre unidos por el acceso a la información como una cuestión permanente.

Virginia Inés Simón

Una sencilla respuesta

Querida Virginia.

Muchas gracias por el mensaje. Al fin y al cabo como un par de colegas que admiro me enseñaron, esto se trata de las personas y lo que hay que hacer es fortalecer a las asociaciones.

Nuestra asociación nacional estuvo presente en la audiencia pública. Pero la asociación nacional no es sólo una persona o una junta directiva, como otro colega a quien también admiro mucho me enseñó. El poder lo tienen todos los asociados.

Todos pasamos a veces por momentos difíciles, pero lo más importante es que nos podamos apoyar y salir adelante. Y esto no lo digo porque quiero un sector bibliotecario unido. Esto lo digo porque los bibliotecarios de las diferentes asociaciones e instituciones colombianas, mucho más chicas y más específicas se han empezado a movilizar. Lo digo también porque espero que estos debates con tomadores de decisiones, autores y lectores resulte en apoyos mutuos.

Al fin y al cabo tenemos un pálido punto azul para compartir entre todos.

David.

Por David Ramírez-Ordóñez

Hola. Soy David. Docente, bloguero y bibliotecario digital. Desarrollo proyectos digitales desde el 2005. Más de mi en este enlace.

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