A propósito de esas ganas de ser libres y salvajes encontré este estencil. No queremos ser domesticados dice la ciudad en sus paredes.
A mi nunca me gustó la universidad. Ni qué decir del colegio. Aún siento que soy más productivo fuera de los horarios de oficina. De hecho de niño quería un trabajo donde mi oficina estuviera al aire libre. He aprendido más en hackatones, que en clases magistrales.
Que tu mente vague libre. Que las cadenas de la rutina no te aten. Que las modas no te corrompan. Que el deseo no te nuble la vista. Que el consumismo no te lave el cerebro. No dejes domesticarte, es mucho peor que la muerte. Es esclavitud. Serás su caballo que tira un carro, con los ojos cubiertos, sólo persiguiendo una zanahoria.
¿Eso quieres para tu vida? Espero hacer algo para que la mía no sea así.
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