En su libro «Ética de la razón cordial: Educar en la ciudadanía en el siglo XXI», Adela Cortina propone un modelo de justicia del «interlocutor válido» que consiste en cuatro puntos (página 236):
- Empoderar a las personas para que puedan ser interlocutoras válidas, como un primer mínimo decente.
- La sociedad se compromete a diseñar las instituciones de modo que las gentes puedan participar realmente en los diálogos.
- Son los afectados quienes irán decidiendo a través de los diálogos situados las exigencias que vayan más allá del mínimo irrenunciable.
- El motor de esta voluntad de justicia es el reconocimiento cordial de los que son iguales en dignidad, y diversos en capacidades, diversos en identidad.
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